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Descentralización fiscal y gobiernos locales*
El estudio de los gobiernos locales constituye hoy en día un tema de gran relevancia fundamentalmente por dos razones. La primera de ellas radica en que los municipios juegan un papel cada vez más determinante en las condiciones de desarrollo de las regiones en nuestro país, siendo que actúan como laboratorios de experimentación de la planeación de los ámbitos federales y/o estatales, en un marco de descentralización progresiva. También, resultan ser el primer contacto con la ciudadanía en términos de intervención pública. La segunda razón gira en torno a dos ideas: el dinamismo que imprimen los gobiernos municipales al entorno regional y local, cuando estos son más eficientes en términos de capacidad de gestión y calidad de gasto público, y que para cumplir con sus funciones dinámicas los gobiernos locales deben hacer uso necesario de recursos financieros. Por ello, en gran parte la actuación de los municipios que de acuerdo a nuestra suposición inicial son entes que contribuyen al desarrollo local y regional, se enfrentan a una disyuntiva resultado de los procesos de descentralización fiscales en México; deben sumar la mayor delegación de funciones-respuesta y se encuentran limitados dados los recursos fiscales que pueden disponer. De acuerdo con Enrique Cabrero (Cabrero, 2004), la descentralización fiscal en México obedece a un criterio básico en el cual el desarrollo local está atado irremediablemente al nivel de descentralización del gobierno central, en nuestro caso el Federal. Ante el esquema altamente centralista del siglo pasado, aparece como poco factible que las regiones, los estados y los municipios hayan sido artífices de su propio desarrollo. Este fenómeno dio paso a que paulatinamente el gobierno federal haya cedido espacios de control y decisión, permitiendo así que las regiones y localidades pudieran generar y gestionar sus propios proyectos fortaleciéndose como instancias de desarrollo económico y social. Sin embargo hasta hoy, este proceso ha tenido que enfrentarse a distintas limitaciones. La OCDE en su informe 2005 sobre economía, afirma que las relaciones fiscales-financieras de los niveles de gobierno en México se han encontrado por mucho tiempo desequilibradas: por un lado, los gobiernos locales y estatales mantienen y ejercen una alta proporción del gasto público, mientras que sus capacidades de recaudación son en extremo limitadas e insuficientemente explotadas. Ante la evidencia de que el traspaso de responsabilidades de gasto ha sido vertiginoso, pero los incentivos para mejorar la eficiencia han sido pocos, es necesario avanzar en nuevas relaciones entre federación, estados y municipios. Sin lugar a dudas este sigue siendo un reto pendiente.
Documento elaborado por: Mtro. Marco Antonio León Zaragoza